sábado, 20 de marzo de 2010

Rodeado de oscuridad

Los mares y océanos se ven pequeños desde aquí, las personas no soy capaz de observarlas y las estrellas no solo están arriba, también a un lado y al otro. Me rodean, puedo verlas tan cerca que no parece que estén a distancias tan abrumadoras. Pero lo están, por mucho que avanzo no las veo diferentes, pero en cambio, sí dejo de ver lo que conozco; El planeta azul. Lo pierdo de vista y la oscuridad me captura por completo, no sé donde estoy, y no lo necesito, porque me sobra con darme cuenta de lo inmenso que es todo fuera de lo que siempre supe que existía. Y pensar que una ciudad parecía grande allí abajo, o un monte o los mares.
Vivimos pensando en lo especiales que somos. El centro del universo es nuestro planeta, somos la especie superior. Malditos ignorantes. Solo conocemos una pequeña parte del universo, pequeñísima diría yo, pero suponemos que nada puede igualarnos. Hay gente que de verdad lo cree así, y siguen mirándose al espejo cada día orgulloso de sus ideas.
Hoy yo me estoy dando cuenta de lo insignificantes que somos, de lo poco que importamos dentro de algo tan complejo e ininteligible. Por fin puedo confirmar lo que creía desde hace tiempo, no soy más que un saco de carne que alberga dudas sobre casi todo, y que además sabe que no podrá resolverlas todas nunca.
Sin embargo, hoy estoy feliz, porque ahora si soy especial. No todo el mundo puede disfrutar de la parte trasera de la Luna, esa es una imagen que pocos pueden tener en su cabeza. Yo a partir de ahora podre soñar con ella cada noche, porque ya se cual es la cara oculta del único satélite natural de La Tierra, y que sorpresa, no está sonriendo.

11-02-2010

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